Aunque tres cuartos de siglo después, en 1973, la Festa de la Rosa llegaría a contar con la participación de 46 conjuntos musicales, a finales del siglo XIX las serenatas del «domingo de la rosa» languidecen de forma aparentemente irremediable, según el lamento de El Clamor de Castellón: «la afición se acaba y los enamorados jóvenes prefieren el dulce calorcillo de la cama o la nocturna juerga de dudosos resultados». El periódico augura que en pocos años, «la próxima calaverada de la juventud bullisiosa (sic) será escribirle al domingo de la rosa su epitafio».
Cero Cuarenta 