Más de 80 núcleos habitados en el extrarradio, con problemas de falta de alumbrado, alcantarillado y asfaltado, protagonizaban este amplio reportaje de Mediterráneo a comienzos de marzo de 1974, a cuenta de la aprobación de un presupuesto de tres millones y medio de pesetas por parte del Ayuntamiento de Castellón, destinados a iluminación. «Barriadas surgidas aquí y allá, fruto sin duda alguna de las deficiencias que en materia de viviendas de tipo social se dejaban sentir en el casco urbano, que hoy reclaman una serie de servicios cada vez más necesarios en el nuevo nivel de vida que disfrutamos los españoles».
En el reportaje -de dos páginas- aparecían imágenes de los grupos San Agustín, San Marcos, Cardona Vives, Ribés Pla y San Joaquín, situados en distintos puntos de la ciudad. Eran solo el síntoma de un crecimiento demográfico desbocado: en solo 21 años, entre 1960 y 1981, Castellón pasaría de 61.440 habitantes a alcanzar los 124.487 vecinos, según los censos de población del Instituto Nacional de Estadística.
Cero Cuarenta 